Antes de decidirse por la literatura, la gran pasión de Emma era el mar. Después de comprobar que se pasaba más horas escribiendo las historias que le rondaban por la cabeza que asistiendo a las clases de biología marina a las que se había matriculado, se cambió a literatura inglesa y entregó su primer manuscrito a uno de sus profesores. Convencida de que la echarían de la universidad, Emma casi no se atrevió a regresar a clase, pero cuando lo...
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